CASESNOVES, MAESTRO DE
Marco Temporal
ca. Finales del siglo XI- primera mitad del siglo XIIMarco Geográfico
Roselló (Francia)Perfil y debate historiográfico
Las únicas pinturas que pueden atribuirse con certeza al maestro de Casesnoves son las de esta iglesia, aunque Mesuret (1967) le atribuyó también a éste las pinturas de Marcevol. El conocimiento del conjunto de Casesnoves se ve obstaculizado por las vicisitudes que sufrieron las pinturas tras su descubrimiento en 1954. Marcel Simon las arrancó torpemente antes de venderlas a diferentes compradores. Actualmente, una gran parte de los fragmentos se conservan en la sacristía del Hospicio de Ille-sur-Tet, mientras que el resto se encuentra en la Fundación Abegg Riggisberg, cerca de Berna. Dado que el restaurador retocó de manera tosca las pinturas, la interpretación de su estilo no es totalmente fiable. Todos los autores han subrayado su carácter lineal, es decir, la falta de volumen, y la pobreza de la paleta, hecho que ha llevado a pensar que se inspiran en manuscritos. También se ha considerado que este arcaísmo revela una ejecución precoz, de la segunda mitad del siglo XI (Wettestein 1978), de finales de este siglo (Durliat 1954) o de alrededor de 1100 (Durliat 1961); si bien otros autores adelantan la fecha hasta la primera mitad del siglo XII (Poisson 1992), entre 1130-1140 (Castiñeiras, Leturque, Rollier-Hanselman, Mazuir 2015), o entre 1125 y 1175 (Piano 2011).
En efecto, observamos que las pinturas son menos arcaicas de lo que inicialmente se había pensado. Ciertos fragmentos muestran un modelo relativamente hábil, como el cuerpo del león de san Marcos, que presenta resaltes rojos y blancos que siguen las líneas de la anatomía y le confieren un cierto volumen. Encontramos una solución similar en la Virgen y el Niño de la Adoración de los Reyes Magos. Si bien las numerosas partes destacadas y contornos en negro endurecen significativamente el modelado introducido por los otros colores, este efecto, sin embargo, pudo haber sido acentuado por el restaurador, ya que en la parte derecha de la escena puede verse como éste restituyó los contornos de los dos últimos Magos y como fueron intensificados los del primero.
A veces, el color desempeña un papel decorativo, como puede verse en el león de Marcos, donde gris y amarillo se alternan en la decoración de las patas o en el águila de Juan, donde las plumas presentan igualmente tres colores que se alternan. En realidad, parece que el maestro de Casesnoves tiene mayores dificultades en las figuras humanas: las ojeras - excesivamente gruesas que subrayan los ojos de Cristo en la mandorla- dan la impresión que éste lleva una máscara y el diseño de las manos es particularmente torpe. En cambio, la manga derecha de Cristo se despliega en una larga curva que remite al Cristo de Sant Climent de Taüll. De este modo, podemos suponer que la linealidad del estilo no refleja la antigüedad de las pinturas, pero sí la rudeza del maestro que, a pesar del conocimiento de los modelos contemporáneos, presenta una mayor habilidad en la representación del mundo animal que en la de figuras humanas.
Texto: Marcello Angheben
Obras
- Ábside de Saint-Sauveur de Casenoves.
Bibliografía
DURLIAT 1961 : 2-3; MESURET 1967 : 141-142; DEMUS 1970 : 133; PONSICH 1974 : 122; WETTESTEIN 1978; SUREDA, 1989; POISSON 1992 : 261-283; CRXIV (1993), 242-243; POISSON 2005; PIANO 2010 : 304-306; CASTIÑEIRAS, LETURQUE, ROLLIER-HANSELMAN, MAZUIR 2015 :171-198.