Los tratados medievales de tecnología artística

Definición

Las compilaciones o tratados medievales de tecnología artística se han convertido en las últimas décadas en una importante herramienta de trabajo para varios campos de estudio, como la historia del arte, la historia de la tecnología o la conservación y restauración de bienes culturales, al describir los materiales y técnicas empleados por los artistas y artesanos en la Edad Media. En la actualidad se conocen más de 400 tratados, escritos entre los siglos VIII y XVII. Tradicionalmente estos tratados de tecnología artística fueron considerados como simples instrucciones técnicas relacionadas con el trabajo artístico o artesanal. Esta idea ha contribuido a su infravaloración dentro de los estudios de arte medieval, aumentada, quizás, por la aparente falta de cualquier sección teórica. Sin embargo, en las mismas recetas es posible vislumbrar la estética y la mentalidad medieval, como la suntuosidad, el concepto de luz y de la belleza, en definitiva las características de un arte que resalta la calidad intrínseca de los materiales, así como el intento de transformar lo modesto en lujoso. En este sentido, sería posible considerar estas compilaciones de recetas como la teoría de la praxis artística, es decir, un conjunto de preceptos y normas técnicas codificadas en forma de recetas para que el arte pudiese ser enseñado y aprendido y ejercitado. La extensión y contenido de los tratados medievales de tecnología artística son de lo más variado, aunque se pueden distinguir grosso modo  tres grandes grupos de recetarios, según la época de su elaboración y las técnicas descritas: los tratados alto-medievales con un contenido relacionado con las artes suntuarias (entre los siglos VIII-XIII, como el Composiciones ad tingenda o el Mappae clavicula); compilaciones de técnicas específicas, muy próximas al concepto de manual de taller muy habituales a partir del siglo XIII (como el manuscrito de Montpelier dedicado a las técnicas pictóricas o el De arte iluminandi, dedicado a la iluminación de los manuscritos); y recetas y anotaciones sueltas copiadas en cualquier espacio libre en un manuscrito (habitualmente de fabricación de tintas, como podemos ver, por ejemplo, en muchos protocolos notariales).

 

 

Testimonios

  • Compositiones ad tigenda, s. VIII
  • Mappae clavicula, s. IX
  • Compostiones-Mappae clavicula (Madrid, BN, Ms. 19, Ripoll) Montecassino, s. XI/ Ripoll?, primera mitad del siglo XII
  • Heraclio, De coloribus et artibus romanorum, s. X-XIII
  • Teófilo, Schedula diversarum artium, s. XII
  • Petrus de Sancto Audemaro, De coloribus faciendis, s. XIII-XIV
  • De arte illuminandi, s. XIV
  • Cennino Cennini, Il libro dell’arte, 1390
  • Alcherius, De coloribus diversis modis, s. XIV
  • Liber de coloribus illuminatorum sive pictorum, s. XV
  • Compilación de Jean Le Bègue, s. XV
  • Liber diversarum arcium o manuscrito de Montpellier, 1430

 

Actividad y consideración social

La compilación Compositiones ad tingenda del siglo VIII es el recetario más antiguo que se conserva e inaugura en Occidente la elaboración de estos textos de tecnología artística. El contenido de esta compilación de recetas está enfocado principalmente hacia las artes suntuarias: orfebrería, vidrio, mosaicos, dorado, crisografía y argirografía, tintura de pieles y telas, así como  preparación de varias materias primas (aleaciones, soldaduras, pigmentos artificiales, esmalte, vidrio, niello, barnices, o imitaciones de perlas y piedras preciosas). De un contenido muy similar es otro recetario conocido como Mappae clavicula, que debió circular ya desde el siglo IX. La gran similitud de contenido entre ambos recetarios indica que forman parte de un conjunto concreto de compilaciones alto medievales de tecnología artística. La claves para entender las causas de la repentina compilación, copia y difusión de los tratados del grupo Compositiones-Mappae clavicula son, en primer lugar, un sentimiento de pérdida de conocimientos técnicos en la Europa occidental, especialmente relacionado con las artes suntuarias y la fabricación de objetos de lujo; y, en segundo lugar, la necesidad de revivir precisamente estas artes, a través de la sistematización de los conocimientos técnicos en forma de colecciones de recetas. Las fuentes de inspiración para recuperar estos conocimientos perdidos u olvidados fueron  la mirada hacia el antiguo esplendor romano y la comparación con la técnicas del arte majestuoso y lujoso de Bizancio. De esta manera, la compilación de los tratados de tecnología artística comienza en Occidente a lo largo de los siglos VIII-XIX, su producción está geográficamente situada en la zona comprendida entre el noreste de Francia, el sur de Alemania y el centro y norte de Italia y su copia se lleva a cabo en los scriptoria monásticos, en la mayoría de los casos relacionados con la orden benedictina. Hasta el momento en las bibliotecas españolas sólo se conoce un manuscrito que contiene un recetario de tecnología artística del grupo Compositiones-Mappae clavicula. Se trata del ms 19 de la Biblioteca Nacional de Madrid, un manuscrito misceláneo organizado (un computus, gran parte de su contenido recoge diversos tratados orientados al cálculo de la fecha de la Pascua cristiana), escrito en letra minúscula carolina y datado a la primera mitad del siglo XII. Las recetas ocupan los últimos folios y solo se conservan 90, ya que el manuscrito termina de manera abrupta, debido a los daños y la pérdida de las últimos folios. El manuscrito no aporta datos concluyentes para datarlo y localizarlo de manera inequívoca. En la actualidad, las hipótesis más difundidas le atribuyen bien un origen catalán (de los scriptoria del monasterio de Santa María de Ripoll o de la Catedral de Girona) o bien un origen italiano. Lo que sí parece cierto es que su origen fuera un manuscrito del Monasterio de Montecasino en letra beneventana. No obstante, es posible que algunas recetas hayan sido mejoradas en Cataluña, en el monasterio de Santa María de Ripoll, en el seno de la práctica pictórica de la pintura sobre tabla del taller de dicha abadía, como parece deducirse de la fórmula de la deuratio facilis (f. 201r) o de los petala de stagno (f. 203r). De hecho, dicha técnica, -la colradura sobre placas de estaño- se utiliza, de manera sistemática,  en los frontales catalanes de los siglos XII y XIII. Dos tratados que se encuentran dentro de este marco cronológico y conceptual pero que no guardan estrecha relación con el grupo Compositiones-Mappe clavicula necesitan una especial mención: se trata de los llamados Tratado de Heráclio (o De coloribus et artibus romanorum) y Tratado de Teófilo (Schedula diversarum artium). El primero de estos tratados consta de tres libros: los dos primeros en verso, escritos alrededor del siglo X y de origen italiano; y el último en prosa del siglo XIII y probablemente de origen francés. No se conoce ni su autor (a parte del nombre Heraclius) ni cuando y donde se formó esta compilación de recetas. No obstante, hay que señalar que este es el texto donde mejor se transmite esta idea de la pérdida de conocimientos técnicos relacionados con las artes suntuarias al recordar su autor el antiguo esplendor romano. El Schedula diversarum artium del monje Teófilo es probablemente el tratado medieval mejor organizado con una consistencia interna que lo convierte en una referencia histórica esencial. Esto se debe al hecho de que tanto la organización de las prescripciones técnicas en tres libros (pintura, vidrio, metal y afines técnicas decorativas), con prólogos que preceden a cada uno de ellos, así como las abundantes referencias iconográficas denotan, precisamente, el trabajo de un compilador y editor, quien dio forma de todo esto en un manual práctico. No obstante, hay que señalar que, probablemente, la función principal del tratado era la de servir como un texto-guía para los abades y obispos para controlar las actividades de los talleres monásticos y llevar a cabo las empresas artísticas, así como un manual para ofrecer una formación teórica y práctica esencial para preparar a sus futuros sucesores.

En un segundo grupo se pueden reunir grosso modo los recetarios elaborados alrededor de una técnica artística concreta (como, por ejemplo, la pintura o la iluminación de los manuscritos) y que, además, reflejan una práctica artística coetánea, filtrada a través de la propia experiencia de su autor. Este tipo de recetarios comienza a aparecer a partir del siglo XIII, aunque su auge se sitúa a lo largo de los siglos XIV-XV. Su elaboración se puede considerar una consecuencia directa de la laicización de la cultura y de la especialización y organización profesional de los artistas. Muchos de estos recetarios ya no son anónimos, porque el nombre del maestro sirve para dar autoridad a la obra (Alcherius, magister Petrus, Cennino Cennini, etc.). Además, el enunciado de las recetas se va depurando, poco a poco, de nombres antiguos o de origen greco-bizantino y va recogiendo, cada vez más, la terminología artesanal coetánea. En definitiva, estamos ante manuales de taller, donde el maestro deja escritos varios procedimientos técnicos probados y experimentados por él mismo, ofreciendo una guía práctica y un texto instructivo para sus discípulos. Entre estos tratados hay que señalar el Liber de coloribus illuminatorum sive pictorum, un recetario del siglo XV compilado probablemente en Francia; el De arte illuminandi del s. XIV que recoge la técnica de la iluminación de los manuscritos en el sur de Italia; la compilación de Jean Le Begue, realizada durante años y compilada alrededor de 1431 con recetas sobre técnicas pictóricas y de iluminación de manuscritos de fuentes sobre todo noreuropeas, acompañada con un glosario de sinónimos para facilitar la consulta. Probablemente los tratados de Cennino Cennini y el manuscrito de Montpellier son los textos más amplios y sistemáticos sobre las técnicas pictóricas a finales del siglo XIV y a la primera mitad del siglo XV respectivamente. Cenino Cennini escribe su Il Libro del arte alrededor de 1390 y ofrece largas y detalladas descripciones sobre técnicas de dibujo, pigmentos, pinceles, medios, pintura al óleo, pintura mural al fresco y seco, preparación de paneles, yeso, adhesivos, dorado, diseño textil, barnices, preparación de pergamino, iluminación, trabajo sobre telas, vidrio, mosaico y otros materiales, a finales de la Edad Media y comienzos del Renacimiento. El Liber diversarum arcium o manuscrito de Montpellier es anónimo, data aproximadamente de 1430 y fue escrito en latín, en Venecia o sus alrededores. Es un tratado muy extenso de alrededor de 580 prescripciones técnicas agrupadas en cuatro secciones (o libros) y dedicadas, principalmente, a las técnicas pictóricas (preparación y mezcla de pigmentos y aglutinantes, barnices, soportes, dibujo, témpera, pintura al óleo, pintura mural, pintura sobre vidrio y cerámica, así como otras técnicas decorativas auxiliares).

 

Stefanos Kroustallis

Bibliografía

CAFFARO: 2003; CASTIÑEIRAS: 2007; CASTIÑEIRAS: 2008; CLARKE: 2001; CLARKE: 2009; HALLEUX, MEYVAERT: 1987; HALLEUX: 1989; GARCÍA AVILÉS: 2001; KROUSTALLIS; OLTROGGE: 2012; PASQUALETTI: 2011.